Reseña del libro “EL poder de las palabras “cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando

"El poder de las palabras"
Mario Sigman
Editorial Debate 

No cabe duda que estamos en la era de la neurociencia, ya que en los últimos años hemos asistido a una extensa producción sobre el tema.

¿Pero qué aporta Mario Sigman en “El poder de las palabras”, que lo hace diferente al resto de publicaciones? 

En primer lugar es un libro escrito en primera persona con un lenguaje anecdótico y ameno, a lo que suma gráficos y viñetas que facilitan la comprensión del texto y amenizan la lectura. 

¿En qué punto se unen bioética y neurociencia en el texto?

El autor realiza una ardua revisión científica de los mecanismos fisiológicos en los que descansan nuestras creencias limitantes argumentando que sacamos conclusiones con datos muy escasos que nos lleva a crear estigmas sobre los otros y sobre nosotros mismos, y sostiene que podemos desmantelar nuestras creencias y cambiar los sentimientos más arraigados. Se basa para ello en dos conceptos bioéticos, por un lado, el diálogo y por otro la compasión.

En el caso del diálogo se centra en la persona con la que más horas pasamos conversando a lo largo de nuestra vida, nosotros mismos. Sigman considera que conversar, algo tan antiguo, es la herramienta más simple y mejor que tenemos para aprender a pensar mejor, para descubrirnos y no para convencernos. 

Tras una profunda argumentación científica a lo largo de todo el libro, concluye que hablar de manera franca, cálida y comprensiva con nosotros mismos, pasa por centrarnos en la autocompasión, diferenciándose de la tan traída y llevada autoestima, y enfrentándose a ella.   Si bien ambas son dos formas de mirarnos, mientras que la autoestima implica pensar que nuestro desempeño en mucho mejor que el del resto, en la autocompasión nos tratamos a nosotros mismos sin adulación ni desprecio, sino de una “manera ecuánime, y además amable” lo que, según Mario Sigman, nos permite evaluarnos de una forma más objetiva. 

María Jesús Alija Merillas, vocal del Comité de Bioética