El insomnio infantil podría prevenirse en el 90% de los casos modificando conductas de los padres
La conciliación del sueño debería ser innata, pero no a todos los bebés y niños les sale naturalmente. Los motivos son variados, pero uno de los más frecuentes es que tienen cambiados sus ritmos circadianos. “A menudo se adaptan los horarios de sueño de los niños a los de los padres y esto puede tener consecuencias”, apunta el doctor Ignacio Cruz Navarro, pediatra del centro de salud Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla). Cruz ha moderado una mesa de debate sobre insomnio infantil organizada por el Grupo de Trabajo de Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría dentro del 69 Congreso AEP, que se celebra hasta mañana en Granada. Según explica, “el ritmo de los recién nacidos tendría que estar regido por la alimentación y, entre los seis y los 12 meses, ya debería instaurarse de forma natural un ritmo de sueño acorde con las horas de luz y oscuridad. Muchas veces se fuerza la maduración del sueño antes de tiempo, y en ocasiones, termina derivando en insomnio infantil, concretamente en uno de cada tres casos, aunque no todos llegan a consulta”.
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