Robert Koch. El médico de los microbios
El que un distinguido Pediatra y Puericultor del Estado, además de Doctor en Psicología y Académico de número de la Real Academia de Medicina de Cantabria, sea un experto escritor e investigador de biografías de excelsas figuras de la medicina –como el Dr. Robert Koch, que ahora nos ocupa- es una muestra más del valor humanístico y cultural, compatible con la excelencia profesional, de algunos médicos privilegiados, como Juan José Fernández Teijeiro.
La lectura detenida de esta historia vital y científica de Robert Koch, desde su nacimiento a finales de 1843 en la Baja Sajonia, hasta su desaparición en 1910, tan extraordinariamente bien narrada y estructurada por el autor, resulta auténticamente gratificante e interesante.
Fernández Teijeiro ha viajado a los lugares donde transcurrió la vida de Robert Koch y enriquece el texto con magníficas fotografías de los lugares donde tuvo lugar su peripecia científica –gracias a la habilidad de Ana, su esposa-lo que nos ayuda a introducirnos todavía más en la incansable actividad del personaje y valorar su verdaderamente emocionante biografía.
Los avatares vividos por esta insigne figura de la Medicina constituyen argumento de auténtica novela. Su inteligencia, capacidad de observación y feliz intuición –que recuerdan a la de Edward Jenner descubriendo en 1796 la vacuna antivariólica- junto con su enorme tesón e incansable espíritu de trabajo son la clave de su éxito científico en la identificación de la etiología infecciosa de enfermedades como el carbunco (ántrax), el cólera y nada menos que la tuberculosis, verdadera plaga en aquellos tiempos y motivo de permanente preocupación hasta hoy en día.
La tinción de tejidos, su estudio microscópico, cultivos, aislamiento e inoculación animal son extraordinariamente bien detallados por Fernández Teijeiro, llevándonos paso a paso, como artífice de tan interesante biografía, a comprender y valorar la impresionante labor de esta figura de la Historia de la Medicina que representa una persona tan sencilla y de tan modesto origen rural como fue Robert Koch, un médico siempre comprometido en el servicio a los demás.
Sus controversias con Virchow –figura máxima de la Medicina de finales del siglo XVIII- y con el propio Louis Pasteur, no hacen más que engrandecer su bien hacer y bonhomía. Inasequible al desaliento, supo superar sus propios errores, como ocurrió con el inicial empleo equivocado de la tuberculina como arma terapéutica contra la tuberculosis, cuando realmente sólo se pudo afianzar su valor para el diagnóstico.
Robert Koch, viajero incansable, acude donde hay algún problema infeccioso que resolver: Egipto, la India, Sudáfrica. Su lucha contra la peste bovina, la malaria, la peste bubónica, le convierten en máximo experto en Medicina Tropical.
En 1905 recibe el Premio Nobel de Medicina y Fisiología. El autor de tan apasionante biografía, Fernández Teijeiro, nos hace revivir la ilusionada emoción de Robert Koch al visitar Norteamérica y Japón, en estos primeros años del siglo XX y últimos de su fructífera vida.
El ayudar a conocer y valorar la vida de tan insignes figuras de la Medicina, como la de Robert Koch, maestro y líder de la bacteriología, es fruto inigualable del trabajo investigador de médicos como Juan José Fernández Teijeiro, quien nos lleva, así, a apreciar cada vez más los antecedentes indispensables para la brillantez y eficacia de la Medicina actual.
Comentado por el Dr. Carlos Marina
Pediatra y Profesor de la Universidad Europea de Madrid