En general son dosodependientes, frecuentes pero transitorios cuando finaliza el efecto de la medicación.
Muy frecuentes (>10%): visión borrosa, sequedad de boca.
Frecuentes (1-10%): trastornos de acomodación, midriasis, fotofobia, glaucoma, alteraciones del gusto, náuseas, vómitos, disfagia, estreñimiento, íleo paralítico, retención urinaria, palpitaciones, bradicardia (después de dosis bajas), taquicardia, arritmias auriculares, urticaria y reacciones anafilácticas, cefalea, confusión mental o agitación (ancianos), somnolencia.
Poco frecuentes (<1%): insomnio, mareos, impotencia, congestión nasal.
En casos de sobredosificación se produce taquicardia, taquipnea, hiperpirexia, confusión, alucinaciones, ataxia, reacciones psicóticas, alucinaciones y delirio, entre otros. En los casos más graves puede producir incluso depresión del sistema nervioso central (SNC) con insuficiencia respiratoria e hipertensión.
Los efectos tóxicos centrales y periféricos pueden controlarse con salicilato de fisostigmina, a dosis de 0,02 mg/kg por vía SC, IM, O IV. Se puede repetir la dosis cada 1-2 horas hasta un máximo acumulado de 2 mg. La fisostigmina tiene importantes efectos secundarios, por lo que solo se recomienda su uso en intoxicaciones graves, añadido al tratamiento de soporte.
La neostigmina administrada vía SC o IM a 0,01-0,04 mg/kg cada 2-4 horas solo controla los efectos periféricos.
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